Disputas territoriales en la provincia de Orellana: el dilema entre la protección de la naturaleza y los Pueblos en Aislamiento Voluntario o el petróleo

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1. Introducción

La provincia de Orellana es una de las más recientes en su creación en la Amazonía y tiene su historia vinculada a la llegada de órdenes religiosas, la explotación petrolera y la colonización agraria, que en los últimos 60 años han catalizado un sistema de infraestructuras y asentamientos que han dado como resultado una sociedad con diversidades múltiples y una serie de características propias. En cuanto a las poblaciones indígenas que habitan la provincia, destacan de forma principal las nacionalidades kichwa y waorani.

Fuente: CEDHU, FEPP y Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2024.

La explotación petrolera desde la segunda mitad del S.XX se ha ido consolidando territorialmente de norte a sur a lo largo de la provincia. Primero, la empresa Texaco fue abriendo la vía de Lago Agrio a Joya de los Sachas, y desde ahí hasta Dayuma y más allá por la vía Auca, como forma de penetración inicial del petróleo, que afectó principalmente a la nacionalidad waorani.

Fuente: CEDHU, FEPP y Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2024.

La llegada de la empresa estadounidense Texaco en los años 60 del S.XX generó una serie de conexiones viales con Lago Agrio y con Baeza vía la Y de Narupa, que catalizaron dos importantes procesos: la llegada de infraestructura petrolera y de población campesina procedente de diferentes lugares del país, especialmente de la región costera y el sur de la Sierra.

Fuente: CEDHU, FEPP y Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2024.

En un segundo momento tras la salida de la Chevron-Texaco y la concesión a nuevas empresas de Europa y Norteamérica, la explotación petrolera se expandió hacia el este por el río Napo: la vía maxus primero hasta el bloque 16 que también afectó a la nacionalidad waorani, y posteriormente los bloques 12 y 15 en tierras ribereñas kichwas. Hacia el sur, los bloques 14, 17 y 21 impactaron en territorialidades waorani y de los pueblos indígenas no contactados.

Estas zonas son hasta la actualidad áreas de fuertes tensiones territoriales porque el marco de derechos territoriales indígenas fue mayor tras las movilizaciones nacional de 1990 y amazónica de 1992, que permitió generar mejoras en la lucha contra la colonización agraria. De esta forma, son bloques que mayoritariamente tienen una mayor negociación con las nacionalidades indígenas por parte de las empresas petroleras.

Fuente: CEDHU, FEPP y Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2024.

Los bloques 31 y 43 en la parte baja del Napo en la zona de Tiputini (Parque Nacional Yasuní) fueron abierta recientemente, con una mayor participación de empresas chinas, junto con los bloques 55, 14 y 17 otorgados a empresas bielorrusas y chinas. Otros bloques han recibido el rechazo de las nacionalidades sápara y kichwa como el 79, 83, y 77.

El desarrollo del bloque 43-ITT genera fuertes tensiones no solamente en el ámbito comunitario y provincial, sino que se vuelve una cuestión de la política nacional e internacional al proclamarse la Iniciativa Yasuní-ITT que pretendía dejar el petróleo bajo el suelo a cambio de una contribución internacional. Abandonada la iniciativa por parte del Estado ecuatoriano en 2013, es retomada por la sociedad civil nacional situada en los grandes centros urbanos, encarnada por Yasunidos. En 2023 se llevó a cabo la consulta que decidió dejar el petróleo bajo el suelo, quedando el bloque 43 como pendiente de desmontaje.

Estos ejes de penetración petrolera han generado cuatro grandes formas de conflicto:

1. la negociación de mejores condiciones laborales e inversiones estatales en lugares de actividad petrolera consolidada donde no existen territorialidades indígenas, especialmente al norte de la provincia;
2. la negociación de empleo petrolero en entornos urbanos plurinacionales en forma de paros, como los generados en Dayuma en los últimos años;
3. la disputa de servicios, empleos y regalías en territorios indígenas, protagonizados por los pueblos waorani, kichwa y shuar;
4. la oposición a la entrada del petróleo, especialmente en las áreas waorani donde no llegó la explotación petrolera en las sucesivas oleadas.

Además de estos conflictos es imprescindible considerar la presencia de Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario en la provincia de Orellana, que suponen una prohibición de entrada a sus territorios y la imposibilidad formal de generar proyectos en sus tierras. Ha habido en los últimos lustros apertura de pozos petroleros en sus áreas, pero también ha habido una disputa muy fuerte para su protección, tanto de parte de organizaciones de derechos humanos locales y nacionales, como desde organizaciones ecologistas de ámbito nacional y global en la protección del Parque Nacional Yasuní.

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La misma población esmeraldeña que sufre el racismo y el empobrecimiento estructural desde hace generaciones, se encuentra organizada para defender sus derechos y medios de vida. Entre las principales entidades podemos situar a la Unión de Organizaciones Campesinas de Esmeraldas (UOCE). La UOCE viene sosteniendo por años un trabajo de formación política y agroecología con jóvenes y mujeres cuyos territorios han sido afectados por las camaroneras y las palmicultoras. También nos encontramos a colectivos como Mujeres de Asfalto, organización que integra a mujeres de la provincia que buscan incidir tejiendo espacios de construcción y deconstrucción feminista, en los que los derechos humanos de las mujeres y su implementación sean exigidos desde la incidencia efectiva con herramientas de innovación política y comunitaria.

La minería informal en Buenos Aires opera desde 2017. La extracción ilegal de oro conlleva una compleja organización social en la que están involcurados, de manera asimétrica, peones ecuatorianos, colombianos y venezolanos, bandas criminales y otros grupos encargados del transporte y el procesamiento del oro. Esta actividad se lleva a cabo en la conocida como mina vieja, área concesionada a la empresa australiana Hanrine, una de las grandes responsables de la conflictividad territorial presente en Buenos Aires. La minería informal trae consigo también formas de violencia mafiosas que pasan por la extorsión, los asesinatos y amenazas a aquellas personas que disputan las rentas generadas o a las que se oponen directamente a su presencia en Buenos Aires. Además, esta minería tiene efectos destructivos también en el propio tejido comunitario local, debido a que estimula el involucramiento de no pocas familias, quienes les proveen de servicios e insumos. De esta manera, la población queda polarizada alrededor de la minería informal, generándose conflictos que terminan con el grado relativo de cohesión social existente hasta entonces.

Buenos Aires está situada en el norte de la provincia de Imbabura, colindando con Esmeraldas, por detrás del volcán Cotacachi. Existen varias formas de llegar a esta parroquia, a pesar de su difícil acceso. La principal parte de una desviación a la altura del puesto de control de la policía en el KM de la carretera Ibarra-San Lorenzo. Con todo, también se puede llegar por Urcuquí, la cabecera cantonal, y por caminos no carrozables cruzando los páramos de El Piñan.
La formación de la cabecera parroquial comenzó en 1912, con la llegada de personas procedentes de Cahuasqui que huían de las condiciones de explotación y sometimiento impuesto por el sistema de haciendas. La parroquia se constituye como tal en 1941.

La empresa responsable por el proyecto el Domo es la minera Curimining. Sus accionistas son empresas mineras canadienses. La concesión del proyecto abarca alrededor de las 1500 hectáreas. Curimining planea extraer oro y cobre principalmente. Debido a la cantidad de minerales existentes, la concesión está catalogada bajo el régimen de mediana minería. Este proyecto es considerado uno estratégico por parte de las élites estatales a la hora de apuntalar a la minería como uno de los vectores principales de obtención de divisas, con la tendencia a la caída de las exportaciones petroleras.

Las Naves es un cantón con una producción agrícola campesina increíblemente diversificada. En sus fincas, las familias producen, entre otros, cacao, naranja, verde, banano, café, caña y limón. Además, crían ganado para carne y algunos productores han implementado proyectos turísticos, especialmente en las zonas de bosque, alrededor de cascadas y ríos.

La producción agropecuaria de Las Naves se ve beneficiada también por la relativa disponibilidad de tierras, por la fertilidad de sus suelos y por el clima favorable. Adicionalmente, y a diferencia de otras zonas rurales del país, los jóvenes campesinos de Las Naves tienden a quedarse trabajando con sus familias, dado que, la agricultura aún es un medio de vida que ofrece dignidad y perspectivas de futuro. No obstante, esta diversidad productiva está amenazada por la minería. La instalación del proyecto El Domo trae consigo el alto riesgo de contaminación de las fuentes de agua del cantón, lo que supondría un duro golpe para la continuidad de los medios de vida de gran parte de su población.

La ocupación del cantón de Las Naves es relativamente reciente. En ella confluyen diversos procesos históricos, entre los que destacamos la llegada de migrantes procedentes de las zonas altas de la sierra que salieron en busca de tierras para el cultivo a partir de la década de 1960. A Las Naves también llegó población oriunda de la costa en la segunda mitad del siglo XX que buscaba nuevos espacios en los que asentarse. Fue reconocido como cantón en 1992. Por otro lado, la minería también tiene antecedentes históricos reseñables en la región. En la década de 1990 la empresa Rio Tinto realizó varias exploraciones del potencial minero. Esta experiencia marcó un precedente, la empresa fue expulsada de las zonas en las que había incursionado y algunos de los líderes que encabezaron esa resistencia siguen presentes en la oposición al proyecto Curipamba – El Domo.

Las Naves es un cantón perteneciente a la provincia de Bolívar, ubicada en la sierra centro del país. Está situado en las faldas occidentales de Los Andes, y cuenta con un clima subtropical, con mucho calor y humedad. El cantón colinda también con la provincia de Los Ríos.

El proyecto minero pretende emplazarse en la zona alta, en una de las montañas más icónicas del cantón, conocida como El Domo. De este lugar nacen diferentes ríos que abastecen de agua a la población para su consumo y para el sostenimiento de la producción agrícola campesina no solo de Las Naves, sino también de Los Ríos.