Esta serie de mapas hacen referencia a la penetración de los monocultivos de palma africana en el cantón San Lorenzo de la provincia de Esmeraldas. En ellos podemos apreciar cómo gran parte de deforestación de la selva del Chocó durante las últimas décadas está asociada a la expansión de este cultivo.
Las empresas de palma africana han usado la violencia de manera explícita a la hora de conseguir instalarse en espacios que, en una gran cantidad de casos, pertenecen a comunidades indígenas, afroecuatorianas y campesinas. Esta violencia implica amenazas, ocupaciones forzosas y desplazamientos de la población local. En nuestra web hablamos del caso de la comunidad de San Javier de Cachaví, como ejemplo paradigmático de todo esto aunque existen otras comunidades, como Wimbí, que también soportan la misma violencia desde hace años. Además, en muchas ocasiones, las palmicultores usan a los grupos criminales que operan en esta zona fronteriza con Colombia para sembrar el terror entre los campesinos y comunidades.