Santo Domingo de los Tsáchilas: concepciones del territorio para convertirse en economías de plantación agroindustriales

Ecuador es un país con gran variedad de pisos altitudinales y ecosistemas, esta particularidad ambiental y geográfica hace que, en una reducida superficie, se encuentre gran diversidad de especies de plantas, animales hongos y microorganismos (Bravo 2013; Burneo 2009). En cuanto a la región litoral del Ecuador, esta se caracteriza por tener superficies relativamente planas, atravesadas por sistemas montañosos bajos, en donde se registran altos niveles de endemismo. Esta riqueza biológica atravesaba lo que hoy se conoce como Santo Domingo de los Tsáchilas y se extiende hacia la cuenca del río Guayas, llegando así a la provincia de Los Ríos.

Desde mediados del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX estos territorios experimentaron una transformación pautada por la domesticación y colonización del territorio. Este imaginario sobre la naturaleza permitió -en gran medida- el surgimiento de enclaves agroproductivos; paulatinamente, los bosques propios del trópico húmedo en Santo Domingo de los Tsáchilas, así como los bosques secos de tierras bajas, los bosques siempre verdes que se inundaban en la época de mayor pluviosidad en la provincia de Los Ríos empezaron a desaparecer.

Mientras un nuevo paisaje dominado por plantaciones, monocultivos y zonas ganaderas se consolidaba, también surgían nuevas poblaciones, pero no solo de campesinos, sino de terratenientes, comerciantes e inversores, que veían en estos territorios una opción para desarrollar sus proyectos de vida. Sin embargo, a nivel ambiental la sobreexplotación de la naturaleza y la industrialización de la agricultura decantó en la fragmentación de los ecosistemas, la desaparición de especies, la contaminación de suelo, aire y agua. A nivel social, el desarrollo agroindustrial dio paso a procesos de desterritorialización y exclusión de poblaciones originarias, como lo ocurrido en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Santo Domingo de los Tsáchilas: concepciones del territorio para convertirse en economías de plantación agroindustriales

Para situarnos en esta provincia es preciso brindar un breve contexto histórico que dé cuenta del proceso de colonización, la conversión de bosques y su provincialización. Entonces, antes de ser una provincia independiente, Santo Domingo de los Tsáchilas formaba parte de Pichincha. La constitución de este espacio y el subsecuente poblamiento de la zona fue posible por su ubicación geográfica (transición entre costa y sierra), y por presentar condiciones bioclimáticas favorables para la expansión agrícola. En esta línea, la disponibilidad de tierras “baldías” y la imperante necesidad de comunicar la capital con el litoral ecuatoriano, permitieron el establecimiento de nuevos asentamientos humanos en esta zona.

Ahora bien, hasta mediados del siglo XIX, el Ecuador presentaba un espacio fragmentado y aislado, regido por los ejes de Quito en la sierra, y Guayaquil en la costa. El primero gira en torno a la hacienda latifundista tradicional y el segundo que se abre al mercado externo -principalmente- con la plantación cacaotera de exportación” (Velarde 2014, 5). Para sostener el intercambio comercial entre regiones, se explotó a personas -principalmente indígenas-, que obligados por la mita debían cruzar la cordillera que separa la sierra de la costa, junto con animales de carga como mulas y caballos. No obstante, este tránsito resultaba complejo y costoso, lo que restringía la actividad comercial. Por tanto, algunos gobernantes de la época promovieron la construcción de vías para conectar “las capitales provinciales del interior de la sierra con las ciudades más dinámicas de la costa” (Velarde 2014, 6).

A pesar de las expectativas generadas por la construcción de vías, la consecución de los proyectos se vio obstaculizada por la geomorfología de la zona de Santo Domingo, constituida por ríos, quebradas, pendientes, y caracterizada por deslizamientos de tierra frecuentes. Además, el clima en la zona se caracteriza por constantes precipitaciones, que dificultan aún más la situación.

A nivel organizativo se sabe que, durante el primer mandato del presidente Gabriel García Moreno (1861-1865) se crearon nuevas parroquias, y, una de ellas fue Santo Domingo de los Colorados. Con la creación de parroquias civiles el gobierno de García Moreno intentaba controlar a nivel político-administrativo “un extenso espacio rural […] para la implementación de la futura colonización de tierras baldías y la apertura del camino a Manabí” (Velarde 2014, 29). Aunque, esta organización político-administrativa resultaba poco efectiva, principalmente por la distancia y aislamiento propio Santo Domingo.

Posteriormente, en 1883 la configuración política administrativa de Santo Domingo se modificó, la parroquia se integró al cantón Mejía. Aunque esta nueva forma de administrar el territorio no implicó una mejoría sustancial para sus habitantes, pues, nuevamente el aislamiento y la distancia limitaban este tipo de dinámicas. En esta misma línea se conoce que, entre 1858 y 1884, la iglesia católica ingresó a las poblaciones de Santo Domingo y San Miguel para evangelizar a la población nativa, conocida como los colorados, actualmente reconocidos como nacionalidad Tsáchila (Valverde 2014). Con el paso del tiempo, la iglesia se instalaría como una autoridad ante la población colona.

La fundación de Santo Domingo de los Colorados se oficializó en 1899, durante la administración del gobierno liberal de Eloy Alfaro. En esa administración se van ampliando algunos servicios para la población, pues se instala la primera escuela de niñas, se establecen los servicios de correos, llega el Registro Civil, entre otros servicios (Velarde 2014). Paralelamente a la construcción de vías para dinamizar el comercio entre regiones, se implementaron leyes agrarias de ocupación del territorio, específicamente “de áreas montañosas y fomento de la agricultura […] se remontan a 1821 y se relacionan a tierras de conversión y de resguardo, y otras como las de 1861, 1865, 1867, 1871, 1875, establecen criterios de enajenación de tierras baldías y la libre explotación de bosques nacionales con el fin de fomentar la agricultura y como medio de mejorar las vías de comunicación existentes, y abrir otras nuevas entre el interior y los pueblos de la costa” (Velarde 2014, 19). En tanto que, en 1875, los bosques nacionales de Santo Domingo fueron considerados espacios aptos para la colonización, a través de la adjudicación de lotes de terreno, la construcción de viviendas, la producción agrícola y la explotación de sus recursos, con especial énfasis en el caucho.

El Estado ecuatoriano a través de la colonización de los bosques de Santo Domingo, intentaba dinamizar el comercio y la producción agrícola de la zona, para esto, vendía lotes de terreno con una extensión promedio de 200 hectáreas. Adicionalmente, las tierras se entregaban con dos condiciones: cultivar hasta una quinta parte del suelo y la apertura de caminos. Es decir, desde el primer momento, la colonización de la zona implicó deforestación y la sustitución de los bosques para entonces catalogados como “improductivos”, por cultivos con valor alimentario y/o económico, especialmente, plátano, café, cacao, achiote, caña de azúcar, así como a la ganadería, explotación maderas finas, quina, carbón vegetal y como ya se mencionó la extracción de caucho. Todos estos productos son comercializados en la ciudad de Quito (Velarde 2014).

Posteriormente, durante los años de la avanzada neoliberal en la región latinoamericana, en Santo Domingo se reprodujo con “gran éxito” el modelo agro-exportador vigente. Sucesivamente el empresariado adoptaría los productos requeridos en el mercado como son: piña, maracuyá, maíz, café, teca, flores tropicales, producción de carne y lácteos, entre otros productos. Aunque este crecimiento económico fue en detrimento de las condiciones ambientales y de vida de cientos de familias que viven en este espacio territorial. En los últimos años, y, con la reprimarización de la economía, se mantienen las mismas prácticas productivas y mismos monocultivos considerados como “clásicos”, que requieren paquetes de agroquímicos, gran cantidad de agua, mano de obra poco calificada y mal pagada.

Aspectos biofísicos y las principales actividades productivas de Santo Domingo de los Tsáchilas

Brevemente, se puede decir que la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas se ubica en la zona noroccidental del país, específicamente en los flancos externos de la cordillera occidental de los Andes, tiene una extensión de 3.857 Km², una altitud de 625 msnm y una temperatura promedio es de 22,9° C. La provincia limita al norte y al este con Pichincha, al noreste con Esmeraldas, al oeste Manabí, al sur los Ríos y al sureste Cotopaxi. Gran parte del territorio provincial se asienta en el trópico húmedo, caracterizado por una alta pluviosidad y un gran volumen de precipitaciones (3000 a 4000 mm anuales). Por tanto, la provincia tiene una gran riqueza hidrológica, reflejada en cinco cuencas y microcuencas; la más importante es la del río Toachi, ubicada en el este y noreste de la provincia, perteneciente a la cuenca del río Blanco. Mientras que, al noreste de la provincia nace el río Quinindé, afluente del río Esmeraldas. Al sur de la provincia se halla la subcuenca del río Borbón, que junto al río Babis, desembocan en el gran río Guayas; finalmente, en el suroeste de la provincia se sitúa el río Peripa (GAD Provincial Santo Domingo de los Tsáchilas 2019).

A Santo Domingo de los Tsáchilas se le ha reconocido como polo de desarrollo económico, entre otras cosas, esta condición se debe a la ubicación estratégica de la provincia, que se encuentra en una zona de transición entre sierra y costa, que le permite el intercambio y comercialización de todo tipo de productos. Esta característica hizo que empresas ganaderas y agrícolas de gran envergadura se emplacen en esta zona del país, un ejemplo de esto son PRONACA, Agropesa, Coca-Cola y Rey Leche. Además, la provincia cuenta con -al menos- seis áreas mineras pétreas utilizadas para labores de lastrados, mantenimiento y construcción de vías rurales de la provincia. Por otro lado, la provincia cuenta con el proyecto hidroeléctrico Toachi-Pilatón, ubicado en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes. 

El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), cuenta con el Sistema de Información de Agricultura Pública Agropecuaria (SIPA), de ahí se desprende que, en 2019, la provincia tenía cerca de 100 mil ha de pastos cultivados, 85 mil ha de cultivos permanentes, 38 mil ha de montes y bosques, más de 10 mil ha de tierra dedicada a otros usos, casi 5 mil ha de cultivos transitorios y barbechos, 4 mil ha en categoría descanso, y, casi 2 mil ha consideradas como pastos naturales. En la tabla 1 se presentan las variaciones del uso del suelo para la provincia de 2015 a 2019 y muestra el aumento entre el período de la superficie dedicada a cultivos permanentes. Mientras que, en la figura 1 se presenta un mapa elaborado por el OCTE que permite identificar el uso del suelo en esa provincia para el año 2023.

Por su parte, en el año 2019 el INEC presentó información acerca del uso de suelo en la provincia de Santo Domingo, en cuanto a pastos cultivados se tiene casi 99 mil ha, los cultivos permanentes ascendieron a 85 mil ha, los montes y bosques llegaron a 38 mil, los cultivos en tránsito y barbechos casi llegan a las 5 mil hectáreas, las tierras en descanso eran 2 mil hectáreas y la tierra dedicada a otros usos fue 10 mil ha.

En cuanto a los principales cultivos, es preciso señalar que la provincia presenta condiciones ambientales y climáticas ideales para la producción agrícola. El MAG a través del SIPA registra una treintena de productos agrícolas principales. El abacá no es considerado en este listado, esto, a pesar de que el Ecuador es el segundo exportador a nivel mundial de este producto. En la tabla 2 se presentan los cinco principales cultivos para el periodo 2015-2018: cacao, palma aceitera, plátano, banano y yuca; siendo el primero el que más ha aumentado las hectáreas de cosecha.

Para el año 2019 el INEC registró que, la superficie con labor agropecuaria en Santo Domingo de los Tsáchilas se aproximaba a las 194 mil hectáreas. El cultivo permanente con mayor producción en esta provincia es la palma africana llegando a 158 mil toneladas. En este sentido, se destaca que, la palma africana representa el 6,96% respecto a la producción nacional del cultivo. Para el mismo período de análisis, el segundo cultivo con mayor producción es el plátano con más de 112 mil toneladas (INEC 2019).

En la tabla 4 se presentan los datos registrados por FAOSTAT en cuanto a la producción de fibra de abacá en Ecuador entre 2015 y 2019, aunque la información de FAO no está desagregada a nivel provincial. En la tabla 5, se presenta la información recopilada por el SIPA, con relación a las exportaciones de abacá a nivel nacional, así como el FOB producido durante 2018 y 2019.
En cuanto a la ganadería en Santo Domingo de los Tsáchilas, el Sistema de Información de Agricultura Pública Agropecuaria (SIPA), utilizando como fuente el III Censo Nacional Agropecuario, registra que para el año 2019 la provincia contaba con más de 6 millones de cabezas de ganado, de las cuales más de 4 millones correspondían a ganado vacuno; más de un millón era ganado porcino; 460 mil era ganado ovino; 196 mil era ganado caballar; 83 mil era ganado mular; y, 61 mil era ganado asnal. En este sentido, existe mucha presión sobre los remanentes de bosque existentes en la provincia, lo que se ratifica con las cifras registradas en el SIPA con relación al uso del suelo en la provincia, en la tabla 6, se observa que, desde el 2015 hasta el 2019, en mayor proporción del suelo de la provincia es utilizado como pasto para el ganado. Es decir, los suelos dedicados a la alimentación del ganado superan -incluso- a los suelos cultivados para la alimentación de las personas y a los remanentes de bosque.
En cuanto a la composición de los empleados por rama en Santo Domingo de los Tsáchilas, se conoce que, la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca son las actividades productivas que concentran el mayor número de empleos. En este sentido, en el mes de septiembre de 2019 alcanzó un 29,7% del total nacional; mientras que, el comercio un 18,5%. En cuanto a la composición de la tasa de empleo adecuado/pleno por rama de actividad, a nivel nacional, el INEC afirma que la rama de actividad de comercio es la que genera la mayor participación de empleados adecuados/plenos. En septiembre de 2019 registró 16,5%; mientras que la rama, agricultura, ganadería, caza y silvicultura y pesca se ubicó en cuarto lugar con un 12,3%.

FAOSTAT. 2019. “Datos sobre alimentación y agricultura. Cultivos abacá para Ecuador 2017”. Roma: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. http://www.fao.org/faostat/es/?#data/QC

Maiguashca, Lincoln. 1987. “Empleo y relaciones campo-ciudad en Santo Domingo de los Colorados”, En Políticas agrarias y empleo en América Latina, editor Santiago Escobar, 81-94. Quito: IEE, ILDIS y CLACSO.

Ministerio de Agricultura y Ganadería. 2021. “Cifras agroproductivas”. Quito: MAG. http://sipa.agricultura.gob.ec/index.php/indicador-agroeconomico

Torres Vinueza, Rossana Sofía. 2022. Desarrollo, racismo ambiental y esclavitud moderna en la agroindustria abacalera: el caso de Furukawa C.A. en las provincias de Santo Domingo de los Tsáchilas y Los Ríos, en la costa del Ecuador. Tesis de maestría, Flacso Ecuador.

Velarde, Patricio. 2014. Santo Domingo de los Colorados y su integración al espacio nacional (1861-1921): gobiernos, caminos, colonización y poblamiento. Santo Domingo de los Colorados: Academia Nacional de Historia.

El País. 2019. “Trabajadores ecuatorianos explotados como hace 200 años”

Frank, André. 1974. El desarrollo del subdesarrollo. Bilbao: Zero.

Mbembe, Achille. 2016. “Introducción”. En Crítica de la razón negra: Ensayo sobre el racismo contemporáneo, 22-36. París: Ned Ediciones.

Wallerstein, Inmanuel. 2004. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos: un análisis de sistemas-mundo. Madrid: Akal.

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La misma población esmeraldeña que sufre el racismo y el empobrecimiento estructural desde hace generaciones, se encuentra organizada para defender sus derechos y medios de vida. Entre las principales entidades podemos situar a la Unión de Organizaciones Campesinas de Esmeraldas (UOCE). La UOCE viene sosteniendo por años un trabajo de formación política y agroecología con jóvenes y mujeres cuyos territorios han sido afectados por las camaroneras y las palmicultoras. También nos encontramos a colectivos como Mujeres de Asfalto, organización que integra a mujeres de la provincia que buscan incidir tejiendo espacios de construcción y deconstrucción feminista, en los que los derechos humanos de las mujeres y su implementación sean exigidos desde la incidencia efectiva con herramientas de innovación política y comunitaria.

La minería informal en Buenos Aires opera desde 2017. La extracción ilegal de oro conlleva una compleja organización social en la que están involcurados, de manera asimétrica, peones ecuatorianos, colombianos y venezolanos, bandas criminales y otros grupos encargados del transporte y el procesamiento del oro. Esta actividad se lleva a cabo en la conocida como mina vieja, área concesionada a la empresa australiana Hanrine, una de las grandes responsables de la conflictividad territorial presente en Buenos Aires. La minería informal trae consigo también formas de violencia mafiosas que pasan por la extorsión, los asesinatos y amenazas a aquellas personas que disputan las rentas generadas o a las que se oponen directamente a su presencia en Buenos Aires. Además, esta minería tiene efectos destructivos también en el propio tejido comunitario local, debido a que estimula el involucramiento de no pocas familias, quienes les proveen de servicios e insumos. De esta manera, la población queda polarizada alrededor de la minería informal, generándose conflictos que terminan con el grado relativo de cohesión social existente hasta entonces.

Buenos Aires está situada en el norte de la provincia de Imbabura, colindando con Esmeraldas, por detrás del volcán Cotacachi. Existen varias formas de llegar a esta parroquia, a pesar de su difícil acceso. La principal parte de una desviación a la altura del puesto de control de la policía en el KM de la carretera Ibarra-San Lorenzo. Con todo, también se puede llegar por Urcuquí, la cabecera cantonal, y por caminos no carrozables cruzando los páramos de El Piñan.
La formación de la cabecera parroquial comenzó en 1912, con la llegada de personas procedentes de Cahuasqui que huían de las condiciones de explotación y sometimiento impuesto por el sistema de haciendas. La parroquia se constituye como tal en 1941.

La empresa responsable por el proyecto el Domo es la minera Curimining. Sus accionistas son empresas mineras canadienses. La concesión del proyecto abarca alrededor de las 1500 hectáreas. Curimining planea extraer oro y cobre principalmente. Debido a la cantidad de minerales existentes, la concesión está catalogada bajo el régimen de mediana minería. Este proyecto es considerado uno estratégico por parte de las élites estatales a la hora de apuntalar a la minería como uno de los vectores principales de obtención de divisas, con la tendencia a la caída de las exportaciones petroleras.

Las Naves es un cantón con una producción agrícola campesina increíblemente diversificada. En sus fincas, las familias producen, entre otros, cacao, naranja, verde, banano, café, caña y limón. Además, crían ganado para carne y algunos productores han implementado proyectos turísticos, especialmente en las zonas de bosque, alrededor de cascadas y ríos.

La producción agropecuaria de Las Naves se ve beneficiada también por la relativa disponibilidad de tierras, por la fertilidad de sus suelos y por el clima favorable. Adicionalmente, y a diferencia de otras zonas rurales del país, los jóvenes campesinos de Las Naves tienden a quedarse trabajando con sus familias, dado que, la agricultura aún es un medio de vida que ofrece dignidad y perspectivas de futuro. No obstante, esta diversidad productiva está amenazada por la minería. La instalación del proyecto El Domo trae consigo el alto riesgo de contaminación de las fuentes de agua del cantón, lo que supondría un duro golpe para la continuidad de los medios de vida de gran parte de su población.

La ocupación del cantón de Las Naves es relativamente reciente. En ella confluyen diversos procesos históricos, entre los que destacamos la llegada de migrantes procedentes de las zonas altas de la sierra que salieron en busca de tierras para el cultivo a partir de la década de 1960. A Las Naves también llegó población oriunda de la costa en la segunda mitad del siglo XX que buscaba nuevos espacios en los que asentarse. Fue reconocido como cantón en 1992. Por otro lado, la minería también tiene antecedentes históricos reseñables en la región. En la década de 1990 la empresa Rio Tinto realizó varias exploraciones del potencial minero. Esta experiencia marcó un precedente, la empresa fue expulsada de las zonas en las que había incursionado y algunos de los líderes que encabezaron esa resistencia siguen presentes en la oposición al proyecto Curipamba – El Domo.

Las Naves es un cantón perteneciente a la provincia de Bolívar, ubicada en la sierra centro del país. Está situado en las faldas occidentales de Los Andes, y cuenta con un clima subtropical, con mucho calor y humedad. El cantón colinda también con la provincia de Los Ríos.

El proyecto minero pretende emplazarse en la zona alta, en una de las montañas más icónicas del cantón, conocida como El Domo. De este lugar nacen diferentes ríos que abastecen de agua a la población para su consumo y para el sostenimiento de la producción agrícola campesina no solo de Las Naves, sino también de Los Ríos.