Un primer acercamiento a la esclavitud moderna en los campos de abacá en el Ecuador del siglo XXI

El abacá es una planta de origen filipino que se produce exclusivamente en las zonas con trópicos húmedos. De este material se elaboran sogas, cordeles, líneas de pesca, textiles, medicamentos, alimentos, bolsas para café, e incluso billetes. Además, el abacá incursionó en la industria automotriz, inicialmente como insumo para los asientos de los vehículos y actualmente se usa como sustituto de la fibra de vidrio. Por tanto, el abacá es considerado un commodity, es decir, un material tangible que se puede comerciar, comprar o vender y es relativamente “nuevo” en el mercado mundial.

De acuerdo con estimaciones consultadas en la página de la Food and Agriculture Organization Corporate Statistical Database (FAOSTAT 2023), el mayor exportador de abacá en el año 2021 fue Filipinas, que cultivó más de 142 mil hectáreas y produjo más de 68 mil toneladas de fibra. En el mismo período, Ecuador cultivó casi 28 mil hectáreas y cosechó más de 37 mil toneladas. En la página de FAOSTAT (2023) también se registra la información de otros países que exportan fibra de abacá como son: Guinea Ecuatorial, Costa Rica, Indonesia, Kenia y Malasia. Por su parte, el Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES), utilizando datos de comercio exterior elaborados por el Banco Central del Ecuador (BCE), estableció que, en el año 2021, los mayores consumidores de fibra de abacá producida por Furukawa son: Japón, Filipinas, Reino Unido, España, China, Indonesia y Finlandia.

Ahora bien, hasta el año 2021 en Ecuador existían dos empresas que lideraban el mercado de abacá: Cooperativa de Abacá en Ecuador (CAE) y Furukawa Plantaciones C.A. Esta última de origen japonés funciona en el país desde 1963, año en que se instaló en lo que hoy se conoce como la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Con el paso de los años, las actividades de la empresa Furukawa se expandieron hacia otras dos provincias de la costa ecuatoriana: Esmeraldas y Los Ríos.

Durante décadas la compañía se mantuvo en el anonimato, en Ecuador muy poco se conocía sobre el abacá, sus usos, los niveles de ventas, los países a donde se exportaba el material. No obstante, en marzo de 2018 un grupo de abacaleros y abacaleras se presentó en la Plaza Grande en la ciudad de Quito. Inicialmente, los trabajadores reclamaban despidos intempestivos, haberes adeudados, entre otros aspectos relacionados con el código de trabajo. Sin embargo, estos reclamos serían la puerta de entrada a uno de los casos más emblemáticos de explotación laboral y vulneración de derechos humanos documentados en Ecuador.

Luego de que el caso se conociera en algunas instituciones públicas, en el mes de noviembre de 2018 la Defensoría del Pueblo del Ecuador (DPE) lideró una intervención en once campamentos ubicados al interior de las haciendas de la compañía Furukawa. Precisamente, el personal de la DPE verificó la situación laboral y las condiciones de vida de al menos 450 personas dedicadas a las diferentes actividades productivas que implica la extracción de la fibra de abacá: zunquear, tallar, tuzear, burrear, maquinear y tendalear. En este sentido, en el año 2019, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) realizó un registro social al interior de los campamentos, del cual se desprende que, en las 23 haciendas de propiedad de la empresa Furukawa vivían más de 1.200 personas. De ese total, se conoce que el 81% de las personas se encontraba en situación de extrema pobreza, el 17% eran pobres, y apenas el 2% eran consideradas como no pobres.

En el mes de febrero del 2019 la DPE presentó el Informe de Verificación de Derechos Humanos: La indigna situación de familias que viven dentro de las haciendas de abacá de la empresa japonesa Furukawa Plantaciones C.A. del Ecuador. En este documento se ratificó la precarización laboral y la situación de extrema vulnerabilidad de las familias que trabajaban en las haciendas propiedad de Furukawa. De hecho, en el informe de la DPE se compara las condiciones laborales encontradas en las haciendas de Furukawa con un régimen de esclavitud moderna. En el informe también se utiliza el término servidumbre de la gleba, que da cuenta de aquellos casos en que una persona es obligada por la ley, la costumbre o incluso por un acuerdo, a vivir y trabajar en una tierra que pertenece a otra persona. En el caso Furukawa, el término servidumbre de la gleba tiene relevancia, pues, las personas que prestaban su trabajo, por diferentes motivos, no podían cambiar las condiciones en las que desarrollaban sus vidas (DPE 2019).

Al respecto, se puede mencionar que, la explotación laboral ejercida por la compañía abacalera inició con la omisión de los contratos de los trabajadores; la empresa optó por la utilización de la figura “arrendamientos operativos”. Bajo este sistema Furukawa se contactaba con “intermediarios” que firmaban acuerdos para producir cierta cantidad de fibra semanalmente. Aunque, los intermediarios no eran inversionistas que negociaban con la empresa, los intermediarios eran trabajadores que asumían los riesgos laborales y financieros que implicaba la obtención de la fibra. De esta forma, la empresa lucraba del trabajo de sus obreros por doble partida: recibía los ingresos generados por la exportación de fibra de abacá y a la vez tomaba dinero por concepto de arrendamientos.

Los trabajadores y trabajadoras precarizadas provienen de varias zonas campesinas del Ecuador, algunas procedían de la sierra, esto respondía a que las condiciones laborales ofrecidas en la región andina eran aún peores que en la costa. Además, se establecieron migraciones temporarias. Por supuesto, en esta zona del país también se estableció un número significativo de trabajadores esmeraldeños, muchos de origen afrodescendiente. Después de que el caso se conoció en la opinión pública, el Ministerio de Trabajo clausuró temporalmente la empresa e impuso algunas multas. A pesar de todas las pruebas en su contra, la empresa retomó las operaciones al cabo de dos meses.

El abacá es una planta de origen filipino que se produce exclusivamente en las zonas con trópicos húmedos. De este material se elaboran sogas, cordeles, líneas de pesca, textiles, medicamentos, alimentos, bolsas para café, e incluso billetes. Además, el abacá incursionó en la industria automotriz, inicialmente como insumo para los asientos de los vehículos y actualmente se usa como sustituto de la fibra de vidrio. Por tanto, el abacá es considerado un commodity, es decir, un material tangible que se puede comerciar, comprar o vender y es relativamente “nuevo” en el mercado mundial.

De acuerdo con estimaciones consultadas en la página de la Food and Agriculture Organization Corporate Statistical Database (FAOSTAT 2023), el mayor exportador de abacá en el año 2021 fue Filipinas, que cultivó más de 142 mil hectáreas y produjo más de 68 mil toneladas de fibra. En el mismo período, Ecuador cultivó casi 28 mil hectáreas y cosechó más de 37 mil toneladas. En la página de FAOSTAT (2023) también se registra la información de otros países que exportan fibra de abacá como son: Guinea Ecuatorial, Costa Rica, Indonesia, Kenia y Malasia. Por su parte, el Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES), utilizando datos de comercio exterior elaborados por el Banco Central del Ecuador (BCE), estableció que, en el año 2021, los mayores consumidores de fibra de abacá producida por Furukawa son: Japón, Filipinas, Reino Unido, España, China, Indonesia y Finlandia.

Explotación laboral de Furukawa

Omisión de contratos laborales

Utiliza la figura arrendamientos operativos

Firman acuerdos para producir cierta cantidad semanal de fibra de abacá

Furukawa se contactaba con intermediarios, pero no eran «inversionistas»

Eran trabajadores que asumían los riesgos comerciales y financieros

Furukawa lucraba de los campesinos por partida doble:

  1. Ingresos de ola exportacin de la fibra
  2. Ingresos por arrendamientos

La historia que atraviesa a las poblaciones campesinas y racializadas que integran este caso es heterogénea, sin embargo, coinciden en procesos de explotación, despojo y desterritorialización de sus lugares de origen. A la vez, se observa que, el capitalismo genera lugares de exclusión, y en estos lugares es donde la precarización de las condiciones de vida, ambientales y laborales se instalan. La marginación se justifica en el discurso del desarrollo económico, la industrialización, la modernización del Estado ecuatoriano y las relaciones de poder manifiestas. 

Precisamente, el Estado tiene un rol primordial en esta práctica, a través de acciones u omisiones legitima la disminución de los otros para ser violentados, despojados e invisibilizados, al desconocer los conflictos sociales y ambientales para accionar en favor del desarrollo, sacrificando a poblaciones consideradas como inferiores. Es así como, el desarrollo agroindustrial abacalero produjo “fronteras y jerarquías, zonas y enclaves; la subversión de los arreglos de propiedad existentes; la clasificación de las personas según diferentes categorías; la extracción de recursos; y, finalmente, la fabricación de un gran reservorio de imaginarios culturales” (Mbembe 2003, 26, citado en Moreno 2019).

Partiendo de la idea de que la raza tiene efectos concretos sobre la vida de las personas, que el racismo es estructurador del capitalismo y que, en los últimos cinco siglos, ese capitalismo utilizó como instrumento la racialización y la colonización para legitimar jerarquías de lo humano, la presente serie de publicaciones referentes al caso Furukawa persigue varios objetivos. Quizás, el principal es posicionar la voz de las personas y sus experiencias en este “Universo Furukawa” de la precarización. Los relatos se relacionarán con temáticas con la desposesión que llevaron a poblaciones campesinas a insertarse en la producción de abacá, los procesos de desterritorialización, el acaparamiento de tierras, la racialización de los cuerpos, la precarización de las condiciones de vida, de las condiciones laborales y también ambientales, la patriarcalización del territorio, entre otros conflictos registrados.

Pero, además, se profundizará en las formas de organización, repertorios de acción de los trabajadores y trabajadoras de Furukawa para posicionar sus demandas, acceder a justicia y reparación de derechos.

FAOSTAT. 2019. “Datos sobre alimentación y agricultura. Cultivos abacá para Ecuador 2017”. Roma: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Defensoría del Pueblo. 2019. «La indigna situación de familias que viven dentro de las haciendas de abacá de la empresa japonesa Furukawa Plantaciones C.A. del Ecuador». Informe de verificación de derechos humanos. Defensoría del Pueblo del Ecuador.

Moreno, María. 2019. “Racismo ambiental: muerte lenta y despojo de territorio ancestral afroecuatoriano en Esmeraldas”. Íconos 64: 89-109.

Torres Vinueza, Rossana Sofía. 2022. Desarrollo, racismo ambiental y esclavitud moderna en la agroindustria abacalera: el caso de Furukawa C.A. en las provincias de Santo Domingo de los Tsáchilas y Los Ríos, en la costa del Ecuador. Tesis de maestría, Flacso Ecuador.

No selected post

La misma población esmeraldeña que sufre el racismo y el empobrecimiento estructural desde hace generaciones, se encuentra organizada para defender sus derechos y medios de vida. Entre las principales entidades podemos situar a la Unión de Organizaciones Campesinas de Esmeraldas (UOCE). La UOCE viene sosteniendo por años un trabajo de formación política y agroecología con jóvenes y mujeres cuyos territorios han sido afectados por las camaroneras y las palmicultoras. También nos encontramos a colectivos como Mujeres de Asfalto, organización que integra a mujeres de la provincia que buscan incidir tejiendo espacios de construcción y deconstrucción feminista, en los que los derechos humanos de las mujeres y su implementación sean exigidos desde la incidencia efectiva con herramientas de innovación política y comunitaria.

La minería informal en Buenos Aires opera desde 2017. La extracción ilegal de oro conlleva una compleja organización social en la que están involcurados, de manera asimétrica, peones ecuatorianos, colombianos y venezolanos, bandas criminales y otros grupos encargados del transporte y el procesamiento del oro. Esta actividad se lleva a cabo en la conocida como mina vieja, área concesionada a la empresa australiana Hanrine, una de las grandes responsables de la conflictividad territorial presente en Buenos Aires. La minería informal trae consigo también formas de violencia mafiosas que pasan por la extorsión, los asesinatos y amenazas a aquellas personas que disputan las rentas generadas o a las que se oponen directamente a su presencia en Buenos Aires. Además, esta minería tiene efectos destructivos también en el propio tejido comunitario local, debido a que estimula el involucramiento de no pocas familias, quienes les proveen de servicios e insumos. De esta manera, la población queda polarizada alrededor de la minería informal, generándose conflictos que terminan con el grado relativo de cohesión social existente hasta entonces.

Buenos Aires está situada en el norte de la provincia de Imbabura, colindando con Esmeraldas, por detrás del volcán Cotacachi. Existen varias formas de llegar a esta parroquia, a pesar de su difícil acceso. La principal parte de una desviación a la altura del puesto de control de la policía en el KM de la carretera Ibarra-San Lorenzo. Con todo, también se puede llegar por Urcuquí, la cabecera cantonal, y por caminos no carrozables cruzando los páramos de El Piñan.
La formación de la cabecera parroquial comenzó en 1912, con la llegada de personas procedentes de Cahuasqui que huían de las condiciones de explotación y sometimiento impuesto por el sistema de haciendas. La parroquia se constituye como tal en 1941.

La empresa responsable por el proyecto el Domo es la minera Curimining. Sus accionistas son empresas mineras canadienses. La concesión del proyecto abarca alrededor de las 1500 hectáreas. Curimining planea extraer oro y cobre principalmente. Debido a la cantidad de minerales existentes, la concesión está catalogada bajo el régimen de mediana minería. Este proyecto es considerado uno estratégico por parte de las élites estatales a la hora de apuntalar a la minería como uno de los vectores principales de obtención de divisas, con la tendencia a la caída de las exportaciones petroleras.

Las Naves es un cantón con una producción agrícola campesina increíblemente diversificada. En sus fincas, las familias producen, entre otros, cacao, naranja, verde, banano, café, caña y limón. Además, crían ganado para carne y algunos productores han implementado proyectos turísticos, especialmente en las zonas de bosque, alrededor de cascadas y ríos.

La producción agropecuaria de Las Naves se ve beneficiada también por la relativa disponibilidad de tierras, por la fertilidad de sus suelos y por el clima favorable. Adicionalmente, y a diferencia de otras zonas rurales del país, los jóvenes campesinos de Las Naves tienden a quedarse trabajando con sus familias, dado que, la agricultura aún es un medio de vida que ofrece dignidad y perspectivas de futuro. No obstante, esta diversidad productiva está amenazada por la minería. La instalación del proyecto El Domo trae consigo el alto riesgo de contaminación de las fuentes de agua del cantón, lo que supondría un duro golpe para la continuidad de los medios de vida de gran parte de su población.

La ocupación del cantón de Las Naves es relativamente reciente. En ella confluyen diversos procesos históricos, entre los que destacamos la llegada de migrantes procedentes de las zonas altas de la sierra que salieron en busca de tierras para el cultivo a partir de la década de 1960. A Las Naves también llegó población oriunda de la costa en la segunda mitad del siglo XX que buscaba nuevos espacios en los que asentarse. Fue reconocido como cantón en 1992. Por otro lado, la minería también tiene antecedentes históricos reseñables en la región. En la década de 1990 la empresa Rio Tinto realizó varias exploraciones del potencial minero. Esta experiencia marcó un precedente, la empresa fue expulsada de las zonas en las que había incursionado y algunos de los líderes que encabezaron esa resistencia siguen presentes en la oposición al proyecto Curipamba – El Domo.

Las Naves es un cantón perteneciente a la provincia de Bolívar, ubicada en la sierra centro del país. Está situado en las faldas occidentales de Los Andes, y cuenta con un clima subtropical, con mucho calor y humedad. El cantón colinda también con la provincia de Los Ríos.

El proyecto minero pretende emplazarse en la zona alta, en una de las montañas más icónicas del cantón, conocida como El Domo. De este lugar nacen diferentes ríos que abastecen de agua a la población para su consumo y para el sostenimiento de la producción agrícola campesina no solo de Las Naves, sino también de Los Ríos.