Conflictividad petrolera y pueblos amazónicos: una introducción al caso de Sucumbíos.

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Una explotación que data de décadas

El descubrimiento de reservas significativas de petróleo en la Amazonía ecuatoriana, incluyendo en la provincia de Sucumbíos, marcó el inicio de una nueva era de conflictos sociales y ambientales y debates sobre el futuro energético y ambiental en Ecuador. La apertura del pozo Lago Agrio 1 en 1967 por parte de la empresa estadounidense Texaco, que provoca el desfile del primer barril del petróleo y el inicio de la explotación en toda el área, se conjuga con el inició de la ocupación de territorios de la nacionalidad cofán y, en los años posteriores, con despojos que implicó el genocidio de dos pueblos indígenas, Tetetes y Sansahuaris, y una serie de violencias contra los territorios indígenas.

En el siguiente mapa se puede apreciar el aproximado de la nacionalidad cofán, y cómo los campos petroleros, incluidos los de Lago Agrio, Bermejo, Guanta, Parahuaco o Libertador, eran parte del territorio ancestral. Procesos similares de despojo y violencia vivió la nacionalidad en su parte norte del lado de la nación colombiana.

Texaco domina la extracción y devasta la selva

La rápida expansión por todo el territorio cofán de la actividad petrolera fue un hecho profundamente traumático para la nacionalidad en su conjunto, con la fragmentación del territorio, la llegada de trabajadores, la construcción de vías y la colonización agraria. La tecnología utilizada por Texaco incluía que las piscinas estuviesen provocando continuos derrames de crudo y aguas de formación, el quemado periódico de las piscinas, el “asfaltado” de las vías con crudo que drenaron las lluvias para que no saliese tanto polvo, etc. En los años 80 del S.XX los efectos de toda esta contaminación eran ya muy palpables, y comenzó a constituirse el Frente de Defensa de la Amazonía, que fue integrando a diferentes actores sociales campesinos, de iglesia e indígenas, que progresivamente fueron formulando contra la Texaco un juicio al que se sumaron 30.000 personas en Sucumbíos y Orellana.

En el siguiente mapa se muestra los bloques petroleros a cargo de la empresa Texaco a 1990

Este juicio resultó con una sentencia que obliga a la empresa Texaco a una indemnización histórica, que hasta ahora ha sido evadida con mecanismos de impunidad empresarial y arbitraje internacional. En medio del incumplimiento de la sentencia, la Unión de Afectados y Afectadas por las Operaciones Petroleras de Texaco – UDAPT – ha continuado con procesos de mediación judicial, y demanda frente al Estado ecuatoriano de remediación. Cuando la empresa Texaco, a raíz de este juicio, dejó el país en 1990, la empresa estatal CEPE, llamada tras el proceso de neoliberalización Petroecuador, asume los campos petroleros, su tecnología y prácticas abusivas.

El Estado facilita la vuelta a la extracción

En el año 2008, los cambios institucionales con el nuevo gobierno de la revolución ciudadana y la nueva Constitución, el Estado ecuatoriano lanza una serie de ofertas de inclusión a las comunidades afectadas por la contaminación petrolera. De esta forma, se abre un proceso de negociación entre las comunidades y el Estado ecuatoriano para la reapertura de nuevos pozos, especialmente Dureno-1, a cambio de inversiones, contratos y empleos, ante una percepción generalizada de que la postura antipetrolera no estaba generando un desarrollo económico.

El siguiente mapa muestra la situación territorial en ese momento de debate:

En esta fase de acuerdos con el Estado ecuatoriano se maneja una duplicidad entre la mejora material de la comunidad, llegando la emblemática obra de la Ciudad del Milenio a Cofán-Dureno, se amplían y modernizan las plataformas petroleras existentes en el campo Guanta, se abren varias vías más, así como se suscribe el programa sociobosque. En el ámbito más urbano en Lago Agrio, también se produce una reapertura de pozos petroleros en barrios consolidados que genera un incremento de la conflictividad. Al mismo tiempo, las obras públicas de espacio verde, la llegada del agua potable o la dinamización cultural implican una nueva forma de ciudadanía en la ciudad que dejan atrás simbólicamente periodos dominados por la presencia de los grupos armados colombianos y dinámicas de sicariato.

Esta fase provoca fuertes tensiones internas en la comunidad de Cofán-Dureno, generándose una variedad de posturas en diferentes familias, con algunas que mantienen vínculos más cotidianos con las posturas antipetroleras, en minoría, y una mayoritaria alrededor de las inversiones y el trabajo, provocando una serie de rupturas entre diferentes familias. Sin embargo, el manejo interno de los contratos y los puestos de trabajo, genera tensiones y divisiones entre el sector más proclive a pactar con el Estado ecuatoriano, especialmente cuando el acuerdo de 2014 a 2018 se acaba, y comienza una nueva ronda de negociación con la empresa petrolera.

La siguiente negociación con la empresa se realiza entre la última fase del gobierno de Rafael Correa y el nuevo gobierno de Lenin Moreno, desde 2018, en el que la empresa Petroecuador regresa a posturas de mínima inversión en las comunidades, disolución de Petroamazonas y abandono del apoyo a la demanda de la UDAPT contra Texaco. En este contexto, la tensión interna se multiplica, con el sector más cercano al ambientalista que migra fuera de Cofán-Dureno, la dirigencia pierde la mayoría, y se divide en dos el grupo negociador con el Estado, entre quienes demandan una rotación de los puestos de trabajo, y quienes demandan una negociación que piense especialmente en la obra pública y colectiva como compensación.

La extracción en la actualidad

En la actualidad, el sujeto comunitario está muy fragmentado, y aunque de forma oficial se encuentran suspendidas las propuestas de Petroecuador, se mantiene la propuesta de realizar una vía que entre en el territorio de Cofán-Dureno y construya tres plataformas en el interior del territorio, algo inédito en la historia del lugar, y que tendría una fuerte impronta territorial, como puede apreciarse en el siguiente mapa realizado por el equipo provincial del FEPP:

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La misma población esmeraldeña que sufre el racismo y el empobrecimiento estructural desde hace generaciones, se encuentra organizada para defender sus derechos y medios de vida. Entre las principales entidades podemos situar a la Unión de Organizaciones Campesinas de Esmeraldas (UOCE). La UOCE viene sosteniendo por años un trabajo de formación política y agroecología con jóvenes y mujeres cuyos territorios han sido afectados por las camaroneras y las palmicultoras. También nos encontramos a colectivos como Mujeres de Asfalto, organización que integra a mujeres de la provincia que buscan incidir tejiendo espacios de construcción y deconstrucción feminista, en los que los derechos humanos de las mujeres y su implementación sean exigidos desde la incidencia efectiva con herramientas de innovación política y comunitaria.

La minería informal en Buenos Aires opera desde 2017. La extracción ilegal de oro conlleva una compleja organización social en la que están involcurados, de manera asimétrica, peones ecuatorianos, colombianos y venezolanos, bandas criminales y otros grupos encargados del transporte y el procesamiento del oro. Esta actividad se lleva a cabo en la conocida como mina vieja, área concesionada a la empresa australiana Hanrine, una de las grandes responsables de la conflictividad territorial presente en Buenos Aires. La minería informal trae consigo también formas de violencia mafiosas que pasan por la extorsión, los asesinatos y amenazas a aquellas personas que disputan las rentas generadas o a las que se oponen directamente a su presencia en Buenos Aires. Además, esta minería tiene efectos destructivos también en el propio tejido comunitario local, debido a que estimula el involucramiento de no pocas familias, quienes les proveen de servicios e insumos. De esta manera, la población queda polarizada alrededor de la minería informal, generándose conflictos que terminan con el grado relativo de cohesión social existente hasta entonces.

Buenos Aires está situada en el norte de la provincia de Imbabura, colindando con Esmeraldas, por detrás del volcán Cotacachi. Existen varias formas de llegar a esta parroquia, a pesar de su difícil acceso. La principal parte de una desviación a la altura del puesto de control de la policía en el KM de la carretera Ibarra-San Lorenzo. Con todo, también se puede llegar por Urcuquí, la cabecera cantonal, y por caminos no carrozables cruzando los páramos de El Piñan.
La formación de la cabecera parroquial comenzó en 1912, con la llegada de personas procedentes de Cahuasqui que huían de las condiciones de explotación y sometimiento impuesto por el sistema de haciendas. La parroquia se constituye como tal en 1941.

La empresa responsable por el proyecto el Domo es la minera Curimining. Sus accionistas son empresas mineras canadienses. La concesión del proyecto abarca alrededor de las 1500 hectáreas. Curimining planea extraer oro y cobre principalmente. Debido a la cantidad de minerales existentes, la concesión está catalogada bajo el régimen de mediana minería. Este proyecto es considerado uno estratégico por parte de las élites estatales a la hora de apuntalar a la minería como uno de los vectores principales de obtención de divisas, con la tendencia a la caída de las exportaciones petroleras.

Las Naves es un cantón con una producción agrícola campesina increíblemente diversificada. En sus fincas, las familias producen, entre otros, cacao, naranja, verde, banano, café, caña y limón. Además, crían ganado para carne y algunos productores han implementado proyectos turísticos, especialmente en las zonas de bosque, alrededor de cascadas y ríos.

La producción agropecuaria de Las Naves se ve beneficiada también por la relativa disponibilidad de tierras, por la fertilidad de sus suelos y por el clima favorable. Adicionalmente, y a diferencia de otras zonas rurales del país, los jóvenes campesinos de Las Naves tienden a quedarse trabajando con sus familias, dado que, la agricultura aún es un medio de vida que ofrece dignidad y perspectivas de futuro. No obstante, esta diversidad productiva está amenazada por la minería. La instalación del proyecto El Domo trae consigo el alto riesgo de contaminación de las fuentes de agua del cantón, lo que supondría un duro golpe para la continuidad de los medios de vida de gran parte de su población.

La ocupación del cantón de Las Naves es relativamente reciente. En ella confluyen diversos procesos históricos, entre los que destacamos la llegada de migrantes procedentes de las zonas altas de la sierra que salieron en busca de tierras para el cultivo a partir de la década de 1960. A Las Naves también llegó población oriunda de la costa en la segunda mitad del siglo XX que buscaba nuevos espacios en los que asentarse. Fue reconocido como cantón en 1992. Por otro lado, la minería también tiene antecedentes históricos reseñables en la región. En la década de 1990 la empresa Rio Tinto realizó varias exploraciones del potencial minero. Esta experiencia marcó un precedente, la empresa fue expulsada de las zonas en las que había incursionado y algunos de los líderes que encabezaron esa resistencia siguen presentes en la oposición al proyecto Curipamba – El Domo.

Las Naves es un cantón perteneciente a la provincia de Bolívar, ubicada en la sierra centro del país. Está situado en las faldas occidentales de Los Andes, y cuenta con un clima subtropical, con mucho calor y humedad. El cantón colinda también con la provincia de Los Ríos.

El proyecto minero pretende emplazarse en la zona alta, en una de las montañas más icónicas del cantón, conocida como El Domo. De este lugar nacen diferentes ríos que abastecen de agua a la población para su consumo y para el sostenimiento de la producción agrícola campesina no solo de Las Naves, sino también de Los Ríos.