Introducción
En la anterior publicación vimos cómo la empresa Curiming utilizó diversas estrategias para acceder a la tierra con el propósito de desarrollar su proyecto minero. Éstas incluían la compra oportunista, la compra con ayuda de la presentación fabricada de hechos consumados o la compra luego del empleo de la violencia por medio de intermediaros. En esta segunda parte queremos analizar los métodos que la compañía ha venido utilizando a la hora de tratar de justificar sus actividades en Las Naves. Las empresas mineras saben bien que el ejercicio de sus actividades se vuelve mucho más fácil cuando logran tornarse hegemónicas en el territorio. Esto lleva a que dediquen considerables esfuerzos en la obtención de legitimidad, sin por ello dejar de renunciar a la coerción.
Las mineras que reemplazan al Estado...
El discurso de la minería social y ambientalmente responsable es clave en esta representación que las empresas realizan de sí mismas. Este discurso, además, suele venir acompañado de una serie de intervenciones estratégicas en el territorio. En el caso de Las Naves, Curiming ha sabido entender cuáles son los ámbitos más relevantes en los que su actuación le facilitaría la extracción minera.
Curiming ha sabido entender cuáles son los ámbitos más relevantes en los que su actuación le facilitaría la extracción minera.
El primero de ellos tiene que ver con sacar ventaja de la escasa implementación de servicios básicos en el cantón por parte del Estado. En la página web de la compañía, en la que se lee su compromiso con “el desarrollo sostenible» y con brindar a la gente «mejores oportunidades» se muestran algunas de sus intervenciones en estas áreas. En la salud, por ejemplo, la empresa destaca en su web que ha generado acuerdos con la dirección local para “mejorar la infraestructura mediante un convenio interinstitucional». Con este convenio, continúa, «repotenciamos la ambulancia y laboratorio del centro de salud de Las Naves”. De esta forma, la empresa aprovecha la falta de institucionalidad pública en áreas clave para realizar pequeñas acciones que le otorguen legitimidad.
Estas estrategias, en efecto, consiguen muchas veces sus propósitos, dado que apuntan a vacíos reales y percibidos por la población en su día a día. Con todo, estas intervenciones corporativas no tardan en mostrar sus límites. Ya sea porque su continuidad no está garantizada en el largo plazo, o porque refuerza el poder arbitrario de la empresa en el ámbito local en detrimento de la exigibilidad atribuible al Estado, lo cual se torna fuente de discrecionalidades y abusos. De hecho, según nos contaban los moradores, esto último llegó a pasar en Las Naves durante la pandemia. En ocasiones, durante esa época, la compañía, en coalición con el ministerio, decidió priorizar la atención de sus trabajadores en el centro de salud al que la empresa había contribuido a equipar.
Otra de las áreas en las que la intervención de la empresa aprovecha la falta de institucionalidad estatal es la educación y formación de los jóvenes. Las mineras saben leer bien la frustración que acompaña a gran parte de la juventud por la falta de oportunidades de instrucción. Además de prometer puestos de trabajo, Curiming patrocina cursos para que los jóvenes locales se capaciten en áreas como la conducción profesional. Dentro también de este ámbito, la minera también ha promovido iniciativas para la creación de pequeños negocios y emprendimientos.
… y que parasitan el tejido social
Las actuaciones de la compañía alcanzan también otros aspectos de la vida social, más allá de los ámbitos en donde el Estado tiene la obligación de estar presente. Continuando con la juventud, Curiming ayudó a formar dos clubes deportivos de fútbol, el “Mineros Sporting Club” y “Juventud Minera”. Ayudó también a equipar a ambos con uniformes y entrenadores. La creación de estos dos equipos por parte de Curimining está dirigida a intervenir en el tejido social local. En todo lo que rodea a la vida de estos equipos, la empresa promueve la inclusión no sólo de los jóvenes sino también de sus familias, quienes acompañan los campeonatos y los viajes. La empresa refuerza así su presencia en el deporte, un ámbito importante en la vida social del cantón y que puede utilizar como plataforma para justificar sus proyectos.
La empresa refuerza así su presencia en el deporte, un ámbito importante en la vida social del cantón y que puede utilizar como plataforma para justificar sus proyectos.
Otro de los ámbitos en el que Curimining busca ampliar su legitimidad es el ambiente, palabra ampliamente incorporada por las corporaciones. La compañía creó un club ambiental llamado “Ecoamigos”, con el propósito de “realizar el manejo integral de residuos sólidos, limpiar quebradas y esteros, conservar la fauna y promover buenas prácticas ambientales”. Obviamente, no se menciona nada sobre qué podría hacer el club en relación a una posible contaminación de las aguas debido a fugas de las relaveras, o en relación a la afectación de los cultivos debido al polvo tóxico que podría salir de la mina.
Al final, ¿diálogo de qué?
En todas estas intervenciones, la empresa declara estar guiada bajo el principio de “apoyar la organización de las comunidades para fortalecer sus capacidades en los procesos participativos de diálogo, negociación y búsqueda de acuerdos de beneficio mutuo”. Nos parece cuando menos llamativo que este espíritu que acompaña al fortalecimiento organizativo local impulsado por la empresa no contemple como posibilidad, como parte inherente de este diálogo, la discusión sobre el rechazo a sus actividades.
Esta imposibilidad se tornó evidente con la segunda tentativa de implementación de la consulta ambiental en diciembre de 2023. En este intento de llevar a cabo la consulta, los espacios de deliberación fueron tomados por aquellos favorables a la minería, entre los que abundaban los propios trabajadores de la empresa. Cuando los agricultores que rechazan el proyecto acudieron para dar su opinión, los mandaron callar. Adicionalmente, durante este periodo, las organizaciones locales creadas por la misma Curiming publicaron durante por redes sociales su rechazo a lo que entienden como una intervención exterior.
Así, por contradictorio que parezca, las mismas entidades que fueron creadas con el patrocinio de la minera, una empresa conformada por capitales canadienses, se muestran en contra de la actuación de organizaciones y movimientos socioambientales nacionales y se atribuyen la representación de Las Naves como un todo. Pero en fin, nada de esto nos debería sorprender. Como hemos venido manteniendo a lo largo de estas dos publicaciones, este interés de la compañía en el fortalecimiento organizacional local forma parte de sus estrategias de construcción de legitimidad. Una construcción con la que la empresa, a pesar de la fragmentación y polarización social generada, busca lograr una posición hegemónica en el territorio.